“Así es más frío, pero seguimos todas juntas y apoyándonos”, explican las protagonistas de estos espacios de empoderamiento y autoayuda entre mujeres con discapacidad intelectual

En el último año, han cambiado muchas cosas en nuestros grupos de mujeres. Las más llamativas han sido los nuevos y diferentes modos de reunirse e interactuar impuestos por las restricciones derivadas de la pandemia. Pero las más importantes han sido su consolidación a pesar de todo y el aumento del empoderamiento de estas mujeres, en línea con nuestra estrategia. Y una cosa no ha cambiado: se ha mantenido el contacto y el apoyo mutuo.

Nuestros grupos de mujeres entraron a formar parte de la agenda de nuestro Servicio de Formación y Participación en septiembre de 2018, cogiendo el testigo del programa de empoderamiento que surgió a raíz de nuestra colaboración un estudio sobre mujeres y discapacidad inte lectual de la Universidad de Deusto. Y desde entonces, se reúnen mensualmente para abordar las situaciones que viven, las necesidades que perciben y sus deseos y aspiraciones. Todo ello, para favorecer su empoderamiento personal, su participación social y la promoción de su igualdad de derechos y oportunidades como mujeres.

Durante el año 2020, a pesar de las circunstancias derivadas de la pandemia de covid-19, las 17 mujeres que forman estos grupos han mantenido la actividad, adaptándose a las posibilidades existentes. Han realizado diez sesiones, la mayoría de ellas virtuales, que se han complementado con videollamadas y llamadas telefónicas con quienes no podían conectarse por diversas razones. Lo importante ha sido estar en contacto, saber de la situación de cada una y dar ánimos para sobrellevar las épocas de mayores restricciones. “La relación se ha mantenido, y eso es lo importante. Hasta nos hemos felicitado las navidades”, señala Garbiñe Egia, una de las integrantes de estos grupos. “Nos pusimos adornos navideños y todo”, apunta su compañera Nekane Barañano.

“Temas muy buenos”
En estas circunstancias, ha sido fundamental compartir cómo se sienten, cómo están de ánimo y cómo gestionar hábitos saludables para sobrellevar las situaciones vividas. “Hemos hablado sobre el confinamiento, se te pregunta qué tal estás…”, recuerda Montse Fernández, otra de las mujeres autogestoras. Pero también han continuado con el proceso de empoderamiento iniciado. “Ha habido temas muy buenos: el de los sentimientos, sobre la felicidad, sobre la emancipación…”, enumera Montse. “A mí me ha gustado el de la felicidad, porque es más alegre”, destaca Nekane.

El año 2021 lo han iniciado en modalidad telemática, pero con ganas de volver a las sesiones presenciales y rescatar algunos planes que queda-ron sin realizar. “No hemos podido hacer más cosillas, como alguna salida o alguna cosilla que se podría hacer con gente”, detalla Montse, que concluye: “Esta forma de comunicarse… así es más frío, pero seguimos todas juntas y apoyándonos”.

Defensa de la tesis doctoral

Natalia Flores Sánchez, investigadora de la Universidad de Deusto con la que colaboramos en el programa de empoderamiento de mujeres con discapacidad intelectual que dio lugar a los grupos de mujeres, defendió la tesis doctoral que se sustenta en ese trabajo.