Con motivo del Día Internacional del Voluntariado (5 de diciembre), ponemos en valor a nuestras personas voluntarias, a través de las palabras de una de ellas

“¿Qué haces en tu casa perdiendo el tiempo y aburrida?” era la pregunta que rondaba mi cabeza cada sábado por la tarde. El tiempo, ese bien tan preciado e irrecuperable, es el regalo más bonito que podemos hacerle a alguien y yo decidí utilizarlo en Gorabide.

Al principio, ni siquiera sabía si iba a ser capaz de desarrollar la actividad que me pedían, pero soy muy de tirarme a la piscina y aquella vez no iba a ser una excepción. Me lancé desde el trampolín y fue todo un acierto: el tiempo malgastado en semanas anteriores comenzó a convertirse en una inversión a largo plazo, y me fui dando cuenta de que había sido un acierto embarcarme en esta aventura del voluntariado.

Cada sábado, espero con ganas la hora de quedada con mi grupo. Siempre encontramos actividades y planes para disfrutar, y el resultado es una tarde divertida en la que vuelvo a casa con la mochila repleta de cariño y experiencias de vida, de las que marcan.

Siempre se habla de la fantástica labor que hacemos las personas voluntarias, pero es que si se supiera todo lo que nos aporta esta experiencia, seguro que serían muchas más las personas que se animarían a seguir nuestro camino y disfrutar de momentos de risas, de diversión, de aprendizaje, de sentimientos, también de algún momento de enfado o sustos… pero, sobre todo, de cariño al 100%.

¿Qué puedo decir? El voluntariado me ha enseñado mucho, y creo que yo también he aportado mucha parte de mí. A día de hoy, tras más de 8 años, puedo decir que invertir mi tiempo en esto fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

Iratxe Iglesias, voluntaria de Gorabide desde 2015